PACIENCIA E IMPACIENCIA


El primer pensamiento de cada día tiene dueño, mis mañanas nacen buscando una frase que le dé los buenos días. Después de tanto tiempo ese gesto sigue marcando la dirección que toma mi ánimo en las horas siguientes.
Si su respuesta tarda en llegar empiezo a impacientarme, le busco diferentes explicaciones y en cada una de ellas me quedo un rato. Así paso de la expectativa a la decepción, de la resignación al enfado, vuelvo a la esperanza, me detengo en la tranquilidad, descanso en la ansiedad de leer sus palabras, me arrepiento en las dudas, hago planes de orgullo, me miento en comparaciones y en breves ataques de racionalidad me doy cuenta de la importancia que le doy a mínimos detalles. Soy éxito en todas, experimento los más insospechados sentimientos sin llegar a conseguir ignorar el silencio, que de breve no merece tal categoría.

Ninguna de estas reacciones me sorprende porque nacen de la necesidad. Todo sería más fácil si no tuviera esa dependencia pero sin ella ¿cómo podría hacer crecer mi entrega? Es la cruz, el otro lado de la moneda. Es la constatación de sentirme suya, el certificado de vida de esta relación. Igual de importante que los nervios que aun siento cuando llega. Intensidad a la que el tiempo no gana.

Pero también es error, falta que desbarata posiciones. Es lección por aprender, actitud por enseñar. Cuando por fin me agarra la mano, adornándomela de palabras que sueño mías, su paciencia me llena la conciencia de excusas que me salvan de la culpa injusta con que le cargo. Al principio me defiendo con monosílabos de niña rebelde hasta que de nuevo transparente lanzó explicaciones que pretenden ser disculpas.

Una y otra vez ocurre porque a pesar del tiempo somos comienzo. Porque vamos despacito, marcando huellas, afianzando el paso. Tanto nos queda por delante que hay espacio para muchos sueños, como espacio queda para mil éxitos y para mil alegrías y mil gracias, mil sonrisas y mil lágrimas que no son más que la prueba de que siendo suya soy yo misma.

Habrá que corregir formas pero sin cambiar el fondo que no es más que evidencia de necesidad, dependencia, sumisión... de deseo cumplido.

0 Comments:

Post a Comment



Entrada más reciente Entrada antigua Inicio