SUEÑO EN CALMA


El otro día Marisi me preguntó ¿has escrito algo? al contestarle que no aventuró: "eso es que todo está bien".

Son curiosos los mecanismos que utilizo para escribir. No sé como hace el resto del mundo pero los supongo con algo que contar, con esa premisa rellenan la nada de un folio o una pantalla ¿será así? suena a consecuencia lógica pero a mí no me funciona. Parece que mi escritura nace única y exclusivamente de un estado de ánimo, de una explosión de sentidos o de una ausencia de ellos. Desde este origen contar no tiene razón de ser. Pero me niego a aceptar que sea la tormenta la única que me da voz. Pienso tirar por tierra esa teoría que me ata al drama.

Descartada la narración por evidente ausencia imposible de disimular ¿que me queda? (inciso para pensar) ya está, decidido, me salva el monólogo. Por mucho que haya inventado este blog para conversar con usted, para retomar dudas que notaba que se me iban silenciando, reconozco que yo misma me engañé. Lo creé para hablarme a mi misma, como un intento de entendimiento propio.

El resultado no es muy exitoso porque ningún escrito ha acabado con mis preguntas pero sin duda sirve para equilibrarme. ¿Por qué? ¿por qué el hecho de escribir sin pausa consigue este efecto? Seguramente es porque me cambia el sitio donde fijo la vista. Imagine que he ido a un museo con la intención de hacer el estudio de un cuadro, me planto enfrente de él y comienzo a mirarlo. Como mi misión es desentrañar sus misterios tengo que fijarme en todos los detalles para evaluarlo completamente y descubrir sus secretos. Pero las pinturas que cuelgan de las paredes del alma son tan subjetivas que necesito perspectivas distintas y me voy cambiando de sitio por si desde otro lado la sombra se torna luz. Entre tanto vaivén me distraigo, se me escapa la imaginación que siempre me lleva al mismo destino y mi primera intención se hace historia.

Al final siempre acabo sentada en el mismo banco, en el que está enfrente de ese cuadro sin terminar que es el que más me gusta... será porque al no tener fin no me exige respuestas, con este me bastan sueños. Los espacios que le quedan por dibujar los pinta mi deseo y acostumbrada a hacer de este meta y de la meta horizonte siento que me queda tiempo. Mejor vengo mañana o pasado mañana... mejor retomo las interrogaciones cuando acumule demandas que la quietud me vuelve pereza.

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