
Perduran huellas, sensaciones en vivo, marcas de aviso de nueva etapa. Me ha pasado otras veces, es conocido, otros días sentí reminiscencias del dolor en mi cuerpo. Pero ayer fue diferente. Más allá de sus palabras que me lo indicaban era un sentimiento el que lo afirmaba.
En la vorágine en que me introduce la disciplina me di cuenta. Al instante quedé desprovista del control de la situación. De un manotazo apartó mis manos del timón. No me sorprendí pero no había intuido la llegada de mi deseo y por ello lo recibí a tropezones. Quise ser lo que me pedía, lo que mi interior le andaba reclamando a gritos. Intenté no ser queja, probé a aguantar en mi boca mil excusas que anhelaban la benevolencia a la que me tiene acostumbrada. Me herían sus preguntas que no podía contestar sin reconocer el fracaso de mi sumisión. ¿Por qué no obedeces a normas tan sencillas? y nunca lo sé ¿por qué soy sólo palabras? me hace daño reconocerme tan débil. Peleé por descubrir el verdadero agradecimiento, el sincero estado de entrega. Sé que mañana saldrá mejor, brotará más fuerte porque lo llevo dentro, porque usted y yo sabemos que tengo una verdad que escondo en dudas de orgullo.
Me queda lo de siempre, responsabilizarle del camino, pedirle ayuda, que me haga crecer enseñándome, que marque el ritmo frenando mi impaciencia, como hasta ahora ha hecho. Despacito y sin darme cuenta he aprendido muchas cosas, tantas si miramos hacia atras!
Hoy desde dentro, ya parte de usted, sin duda en sus manos, estoy preparada. Su paciencia es amiga de mi imperfección. Soy barro ávido de molde que me muestre el verdadero placer de complacerle.
¿Qué pasa por mi cabeza cuando le reto? ¿Qué es lo que busco cuando le reclamo atención a llantos? ¿Qué espero cuando soy imbatible alegría? ¿Qué significan mis lágrimas, mis risas, mis descaros, mis quejas, mi entrega, mis cursis frases de cariño?
Como razón obvia me muestro a cada instante, sin posibilidad momentánea de convencimiento. Voy a la contra o a su paso con los bolsillos llenos de seguridades. No escucho, no veo, no pienso. El misterio está en la duración, dos frases más arriba soy certidumbre al norte, un minuto más abajo me vuelvo certeza al sur.
¿Cómo me explica? Si lo supiera... Pero más me gustaría conocer el final, el límite de su paciencia para no pasear cerca porque de inconsciente me arrastran los precipicios y del barranco no me salva un azote, eso lo sé.

Ser contradicción es innato en mí pero con usted se acrecienta, le quiero y le quiero... ejemplo más claro no encontré.
A veces pierdo el sentido de todo lo que hago. Sin motivos, el día amanece huyendo y con él se va mi imaginación. Yo quedo mirando como se alejan, martirizándome en inmóvil desidia.
Hay algo que nunca consigo evitar, ni siquiera me esfuerzo en disimulármelo.Ya quité la mentira de suerte adversa y bauticé la evidencia. No dejo de preguntarme cuándo, no paro de ensayar el acto de lo inevitable. Actúo en silencio. Decorado de sombras o sol en lágrimas, esperando el aplauso que me pida que vuelva al escenario.
Ninguna de estas reacciones me sorprende porque nacen de la necesidad. Todo sería más fácil si no tuviera esa dependencia pero sin ella ¿cómo podría hacer crecer mi entrega? Es la cruz, el otro lado de la moneda. Es la constatación de sentirme suya, el certificado de vida de esta relación. Igual de importante que los nervios que aun siento cuando llega. Intensidad a la que el tiempo no gana.
Pero también es error, falta que desbarata posiciones. Es lección por aprender, actitud por enseñar. Cuando por fin me agarra la mano, adornándomela de palabras que sueño mías, su paciencia me llena la conciencia de excusas que me salvan de la culpa injusta con que le cargo. Al principio me defiendo con monosílabos de niña rebelde hasta que de nuevo transparente lanzó explicaciones que pretenden ser disculpas.
Una y otra vez ocurre porque a pesar del tiempo somos comienzo. Porque vamos despacito, marcando huellas, afianzando el paso. Tanto nos queda por delante que hay espacio para muchos sueños, como espacio queda para mil éxitos y para mil alegrías y mil gracias, mil sonrisas y mil lágrimas que no son más que la prueba de que siendo suya soy yo misma.
Habrá que corregir formas pero sin cambiar el fondo que no es más que evidencia de necesidad, dependencia, sumisión... de deseo cumplido.
Alfileres en el estómago que adornan el momento en que le espero mirando el reloj, contando minutos, adecuando posturas que dignifican nuestras posiciones. Con los mismos, igual colocados le he dicho hasta luego.
Conoce mi impaciencia, sabe mis impulsos y ante esta nueva ilusión soy pura revolución. No puedo parar de mirarme, de pensarme nueva, no puedo dejar de escribirlo una y otra vez. Necesito vivirlo. Regalo que quiero disfrutar. Deseo revolver todo, reinventar todo. Esto es pataleo que le reclama, corra, suba, mire... cálmeme.
A su lado.
De su mano.
Entregada
Cuidada.
Su niña.
Mi Señor.
Seis razones de felicidad, tengo muchas más pero esas se las gritaré al oído.
Significaba bajar.
Evidenciaba nostalgia.
Vista atrás.
Añoranza.
Lo dejado y lo vivido.
Cuántas veces temí haber perdido la intensidad.
Demasiadas veces le di la victoria a la rutina. En su mano el trofeo de la coherencia, la medalla del sentido, el ramo del equilibrio. En mí, la corona espinosa que me decía que no alcancé, que no lo había conseguido, que mi sumisión era tan onírica como cuando a solas le veo, le obedezco o me invento penitencia.
Nadie me miente con más seriedad que yo. Cada segundo una mentira tan convencida de ser verdad que sólo me vale enmudecer para apreciarme real. Eso fue lo que pasó. Un derrumbe estruendoso que me lleno de silencio y de repente me descubrí. Usted sabe con que asombro me miro cuando me veo. Después corro a enseñarle mi imagen, pero después. Primero me recompongo en sus rodillas, entre sus brazos. Cuando tengo la calma se lo cuento, bajito para esconder vergüenzas. En vano espero su asombro. No llega porque ya lo sabía, porque no consigo mentirle en mi verdad.
Eso pasó, me descubrí el grado de sumisión más alto, el más indestructible, el que contesta todas las preguntas. Soy tan suya como lo son mis sentimientos. Le pertenezco como consecuencia soy de cada una de sus palabras, de sus movimientos, de cada segundo de su existencia. Todo nace de ahí: mis actos, mis desplantes, mis rabietas, mis exigencias, mi egoismo, mis dudas, esa forma tan elemental de rebeldía... ahora lo entiendo, no es más que la manera de hacerme voz...
Bueno, menos mal que mi boca ya se lo explicó porque mis dedos de nuevo crearon jeroglíficos.
Cuando no conoces más que inexplicables sensaciones que crees únicas no hay problema, ni siquiera imaginas que es realizable, no se si por el defecto de creerse original o por la virtud de suponer a los otros más sentido común. ¿Cómo pensar que había alguien más para el que una azotaina era fantasía? ¡El mundo está lleno de desubicados!
Una vez descubierto se abre otro enigma. Ya sabes que hay más gente como tú. Al principio, cegada por la sorpresa, no notas diferencias, debe ser porque la fantasía no tiene reglas y en ella puedes ser el rol que elijas sin adaptaciones lógicas porque ¿quien a la hora de soñar inventa explicaciones o motivaciones? En estos momentos todo sirve y todo cabe, aún no se es capaz de desvestir de fantasía la fantasía. Sí, los azotes pasan a ser reales; el dolor entra en escena, se hace físico lo que en las ensoñaciones no tenia espacio, paradoja que me lleva a reafirmar que la base de esto no radica en el placer del dolor, no es el azote en si lo que arranca el placer y si lo es (mi cuerpo se empeña en demostrármelo) entonces no es el placer del que se nutrían mis quimeras.
De repente te das cuenta de que lo único que has hecho al abrir la caja es llenarte de necesidades. Resulta que se ha hecho realidad algo que no perseguías y la verdadera esencia sigue escondida. Ahora tiene un complemento, un escenario donde hacerse verdad. Ahora parece muy fácil sacarla, incluso llegas a convencerte de que está fuera en algún momento pero la esencia es de naturaleza rebelde, una eterna marginada que no encuentra molde y empieza la búsqueda.
Conceptos y más conceptos, definiciones sin definir, colores mezclados que difuminan la imagen. Spanking, sumisión, disciplina doméstica, azote erótico, realidad, juego, sentimiento, frialdad, sexualidad, diversión, compromiso, exclusividad, compartir, distancia, roles, protección, cariño, forma de vida, obsesión, ingrediente, entrega, teorías, mi fantasía, su fantasía, nuestra fantasía...
Como para no perderse. ¿Hacia donde voy? ¿Dónde estoy? ¿y mi sueño cual era?
En un amor pequeñito no cabe nada, ni siquiera todas las consabidas palabras de un rol protector. Un amor pequeñito no alcanza. Eso era, no lo sabía, no sabía su tamaño... y yo luchando!!!
Tantas veces caí, tantas me levanté. Más, serán más porque aún me niego a hablar por la boca de la coherencia... Tanto desequilibrio! equidistancia insalvable por diminuto sentimiento. Desde mi centro no logro verme, me ciega, me ensordece. Ahora lo entiendo, no es tanto lo que pedí, era poco. Pero soy frasco pequeño, por más que quiera no caben mis sueños. ¿Me vacío de ellos o los dejo perderse? Qué difícil me lo ha puesto, más que nunca.
Niña sin cabida, mujer sin respuesta.
Cuando aparecen esos momentos donde siento que las lágrimas vuelven a escaparse, me agarro como un acto de fe a esa interpretación y hoy como le digo he querido saber si eran coincidentes los síntomas y el juicio. Encontré esto:
1.Facultad de sentir, propia de los seres animados.
Esta definición me devolvió contradicción porque mi sensibilidad me ataca en el desánimo, cuando se hace evidente en lo que me convierto es en puro ser desanimado, por lo tanto sería impropia de mí. Las primeras definiciones nunca aciertan, es máxima.
2.Propensión natural del hombre a dejarse llevar de los afectos de compasión, humanidad y ternura.
Esta tampoco es la mía. No es la sensibilidad que yo cargo, al menos hasta el final de la frase, al llegar a los afectos la cambio por otra cosa seguro porque compasión no es lo que gritan mis lágrimas. Pensé que el diccionario estaba para aclarar dudas y resulta que me tira los cimientos, a estas alturas ando pensando que a ver si va a ser que no soy sensible ¡Qué angustia! con lo que me desestabilizan los cambios.
La tercera me la salto porque expone cualidades y me llena de pudor.
La cuarta el mismo destino, habla de ciencia y a mí siempre me ha gustado ser de letras. Debería aprender de una vez a poner los deseos en la casilla de la probabilidad.
Y así montada en la decepción lingüística, sin casi ya esperanza, llegué a la quinta y última definición. Dice así:
5.Capacidad de respuesta a muy pequeñas excitaciones, estímulos o causas.
En ella encontré la clave. Habla de respuestas, mi eterna búsqueda. Excitaciones, palabra desaforada amiga de la pasión, mi siempre deseada. Estímulos y causas, el principio de todo. O sea, que la sensibilidad necesita de una causa, causa ajena intuyo. Entonces está claro, mi afectación es efecto y un efecto no es un sinsentido, un efecto es consecuencia y ¿no es la consecuencia quien da sentido a los hechos?
Siento alivio de responsabilidad, el diccionario me salvó. Sólo una ligera pega pero por subjetiva ni la evalúo: "muy pequeñas" dice pero ¿qué saben las palabras de medidas? a no ser que la mía sea inversamente proporcional: a hipocausa, hipersensibilidad... demasiado complicado incluso para mí.
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