Retomo la voz después de algunos días de pereza expresiva. No porque tenga nada o mucho que contar, no porque necesite desliar el ovillo interior de mis sentidos, no, es simplemente porque hoy vuelve.

Cuando se planta un sueño en la maceta de la realidad se va regando con la cantidad de agua que
se cree necesaria y de vez en cuando, en la paz de la reflexión una se sienta a mirarlo. A mí la reflexión siempre me huele a guerra, debe ser por esa absurda manía de querer entender lo que percibo con ese sexto sentido que me supongo en vez de hacer caso a las pruebas que me dicta la razón. El caso es que miro mi planta, la sueño crecer, la busco perfecta, la siento distinta y la vuelvo a mirar y entre tanta fijación ya no distingo el fruto y la flor de la raíz y la tierra.

Ya no sé que es realidad, ya no adivino cual era el sueño. Lo único que descubro es que cuando se encuentra a mi lado todo está bien, incluso lo que está mal. Cuando está cerca las tormentas duran poco.

La imaginación no cabe, o si cabe pero parada en el semáforo de la rutina. Reconozco que la luz roja me impacienta mucho y maldiciendo la pausa deseo correr. Hasta que de nuevo se pone verde, mi fantasía acelera y curiosamente sorprendo al deseo soñando con que en pocos metros otro semáforo me pare y me deje mucho tiempo para admirar mi pequeño jardín.

Hoy vuelve, hoy le espero, hoy todo está bien.

0 Comments:

Post a Comment



Entrada más reciente Entrada antigua Inicio