Vacaciones. ¡Todo lo que cabe en esta palabra!
Cambiar la rutina, los espacios, los paisajes, la gente... alejarse. Desconectada de mi fantasía, no hay messenger, no hay grupos, no hay foros, no hay blog. Los azotes se caen de mi boca, descansan las teorías, las confidencias, cuéntame o te cuento yo.
Me queda la otra parte, la que ya se ha pegado a mí sin remedio de dejarla atrás. Mi condición, que dejo de ser imaginación hace ya mucho tiempo y que tiene su propio hueco en mi maleta. Me llevo los ratos que le echaré de menos, el tiempo que ocuparé en pensar como le voy a contar todo lo que vea, todas las anécdotas; Llevaré su guia en la conciencia, su voz en mis decisiones;
Lejos pero en su mano, niña de su Señor aquí y allí.
PD: El blog queda en buenas manos. H se ocupará de las urgencias, si la pereza que le caracteriza no se lo impide.
Me quedo al cargo y parece que solita, que hablaré para mi misma, que todo el mundo se va ¿por qué sufro esta maldición biblica del trabajo?
Quiero ser zangana y holgazana y perezosa y nooooooooooooo trabajar
Peínate, anda.